Sí, minga que no me jode... pero la disimulo.
Veo las publicaciones, pienso en el tiempo que pasó y te juro que me agarra LA bronca más grande que puedas imaginarte.
¿Cómo mierda pudiste? Eso creo que no lo voy a entender ni siquiera con una explicación tuya.
El tiempo sigue pasando, y trato de no pensar, pero a veces es inevitable no dar un paseo por tu muro.. y ahí está mi apocalipsis personal. Y el que se crea dentro de mí es peor.
Ya no lloro porque realmente me parece al pedo, pero admito que me nacen unas hermosas ganas de cagarte a puteadas por todas esas cosas que pasaban a espaldas del presente que me pintabas.
Creo que estuvo mal tenerme a mí hasta las manos hasta último, para que inmediatamente después tu vocero oficial fuera el silencio, posterior distanciamiento y finalmente CHAN CHAN! la frutilla del postre de bosta que vos mismo cagaste: la relación.
Ohh, sí, el mundo se me vino abajo, como casi siempre que pienso que la cosa va bien...
Entrar en desesperación por haber visto lo que no quería ver es lo más intenso que sentí, más adrenalina que cuando voy a rendir sin saber un carajo.
¿Llorar? ¿Correr? ¿Gritar? ¿Putear? No, tranquilamente seguir en tu perfil, buscando la opción "reportar/bloquear" y listo, chau, amigo, que te vaya bien.
De todos modos, haciendo referencia a la lógica... si te importó todo tres carajos cuando me tenías en tu red social, mucho menos cuando no me veas más en tu lista de amigos. Eso sí, admito que si algún día te dignaras a mandarme un mensaje con alguna propuesta de reconciliación no te voy a sacar cagando... eso demostraría en dicho casi hipotético que ALGO de humanidad tenés y reconociste que fuiste flor de hijo de puta, hablaría muy bien de vos... de todos modos si no llegás a reconocerte como tal, yo misma o alguna no muy diferente a mí podría nombrarte como lo que sos, ¿no?
Sí, es verdad... pensé en colgarte un pasacalles que diga que no tenés huevos; pensé en ir a buscarte a tu trabajo para pegarte la cachetada tradicional que Doña Florinda le propinaba a Don Ramón; pensé en pasar frente a vos con alguien más simulando una incipiente relación mía; pensé mil cosas para joderte la vida como toda despechada... ¡lo admito!
Capaz que te merecés la peor de las formas de denigrarte, capaz que te merecés que te basureen frente a los que todavía creen que sos RE grosso... en fin, capaz que te merecés estar dentro de un pozo de 4 metros de profundidad, capaz que te merecés estar en un piletón con pirañas adentro, capaz que te merecés que te corten la verga y hacértela comer, capaz que te merezcas alguna de estas cosas... de hecho, si fuera por mí, TODO ESO Y MÁS.
También pensé en matar a tu actual noviecita, pero pobre... no tiene la culpa... la eximo de todo ataque aunque en el fondo quiera ahogarla en el Río de la Plata, o sumegirla en una pileta con ácido sulfúrico concentrado. En fin... admito todo, este es un golpe de sinceridad en potencia.
Pero más allá de quién sea que me destituya del lugar que iba a ser mío, VOS, sí, VOS, te llevás el 90% de las puteadas, insultos y comparaciones maliciosas habidas y por haber.
Después de todo nada hará que se detenga tu mar de sentimientos cursis y bien intencionados hacia la piedra de mi zapatilla Converse, pero al menos puedo sacar parte de la mierda que se amontona progresivamente con el correr de las publicaciones que leo en tu muro, y la que vos mismo te ocupaste de sembrar cuidadosamente en mi alma, mente y corazón de manera bien sigilosa y forra.
Y esto es parte de un mar de cosas que se me cruzan por la mente, y ni hablar si me encuentro cerca de donde sé que te localizo con seguridad. Mucho menos si me acordé de vos por una de esas casualidades de la vida. Pero bueno...
Palermo es como un arma de doble filo... o bien un sitio con doble llegada; sería algo así como la fascinación del horror. Lindo por lo que es, un barrio popular, lleno de espacio verde y lo suficientemente cargado de lugares para pasar el rato, un pequeño paraíso urbano... pero horrible por tener entre sus glamorosas calles la casa que te resguarda, y hasta por partida doble: tu casa y tu departamento.
Ahora si hay un sitio que anulé por completo es una de las calles aledañas a la siempre linda Plaza Italia. NEVER!!
De a poco me voy a ir deshaciendo del apego que sentía al espacio urbano delimitado y a los recuerdos y vivencias que tuve cuando todavía pensé que eras mío nomás.
¿Qué egoísta, no? Sólo para mí te quería. No me di cuenta que siendo un chico de Capital, viviendo prácticamente solo podrías tener tus aventurillas con cuantas quisieras, ya que te encontrabas lejos de mí.
Pero bueno...
Y sí, minga que no me jode, pero la disimulo... bastante bien...