18 de septiembre de 2011


Tan tiernos eran, dedicándose todo ese amor que tenían adentro... tan lindos parecían ahogándose en la miel misma que ellos provocaban al mirarse... tan puros y limpios cuando se tocaban.
Se perdían en la nada misma, en la ensoñación del "para siempre", en la eterna lucha de la permanencia... y por qué no, del "juntos hasta el fin del mundo"?
Tan voladores, soñadores, ilusos, futuristas... enamorados del amor.
Eran mariposas revoloteando en las flores, eran palomas delineando nubes, eran manos entrelazando caricias.
Se angustian, se pierden, se ilusionan, se paralizan, se fortalecen, se enojan, se aman, se odian, se erotizan, se abruman, se eclipsan, se miran, se sienten.
Dedicando silencios gélidos de vez en cuando, aprovechando la extensa superficie que hay en sus mentes, pronunciando palabras sin siquiera emitir sonidos.
Se abrazan y no cruzan miradas... permanecen inmóviles en la oscuridad envolvente que los atrapa y adormece.
El amor es más fuerte aparentemente.
Son dos en uno, son uno en un millón...

Son principio y fin, se suceden en simultáneo, y ninguno es sin el otro. Indispensables, como el agua; livianos como el aire.
Hacen círculos con los dedos, hacen miles de formas con las manos, y trazan líneas invisibles con la mirada.
Ellos son aquí y ahora; hasta que todo termine... aunque parezca que el final es lo más lejano, casi impensado.
Se amaban demasiado para dejarse ir, se volvían locos y luego calmaban.
Recorrieron en pensamientos miles de espacios, de situaciones, de estados anímicos... de películas... Construyeron un reino invisible, que sólo ellos pueden visualizar en su interior.
Son eternos, infinitos como el Universo... con amor por doquier, sentimientos y pensamientos...
Lejana está la idea del "final"... más lejano aún el principio de la historia.
Son dos gotas en un océano... qué bello así...

No hay comentarios:

Publicar un comentario