
No voy a irme sin que decirte lo que pasa... Me importa lo que pase después pero no depende de mí... Podría decirse que la tranquilidad llegue a mí cuando pueda desenvolver mi corazón ante ti...
¿Ir despacio? ¿Ir rápido? Nada ni nadie puede asegurarme lo que ocurra...
Nada está asegurado... puede pasar cualquier cosa... y siento que corro el riesgo... pero el corazón necesita ser visto... necesita ser escuchado...
Es algo fácil decirlo... y es que este en particular tiene miedo a ser lastimado... No puede saber nada hasta que pueda sacar la verdad a la luz...
¿La verdad? Ésta es la verdad: no sé cuándo fue que te metiste en mi cabeza y de ahí no pude sacarte.
Me temblará la voz cuando pronuncie las palabras, cuando te mire a los ojos y cuando caiga en la realidad de que esta vez no estoy diciéndolas solamente, sino que estoy frente a tu persona.
Querré salir corriendo cuando termine la confesión... desaparecer!
¿Qué puedo hacer? El corazón siente y eso es todo... nadie puede controlar cuándo sentir y cuándo no.
¿Qué va a pasar después de ésto?
No lo sé... nadie puede saberlo... ni siquiera imaginarlo... me genera un cierto miedo... pero ¿qué puedo perder? Sólo espero haber tomado una decisión acertada en decirte las cosas...
¿Qué dirán los demás? eso poco me importa... lo que siento yo está ahí, las cartas están tendidas sobre esa mesa... eso es todo. Toma de ahí lo que te importe; deshazte de lo demás.
No sé si entiendas ésto que siento... no sé tampoco si ha de importarte... el después me incomoda... me asusta, me tira lejos de todo, me destruye.
¿Y que hay de tu verdad? ¿Estaré lista para poder enfrentarme a ella?
Lo único que podría tranquilizarme es saber que de mi parte la tarea está hecha... mi corazón siente eso... ahí está.
Sólo me puede importar que sepas que hay alguien que piensa siempre... y que te tiene más presente que nunca. Te extraña a todo momento y el todo lugar... Te ama incondicionalmente y desea que seas feliz.
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